29.9.06

HÉRCULES Y LAS COLUMNAS DE LA ALAMEDA




Las monumentales columnas que desde el S. XVI sirven de pedestal a las estatuas de Hércules y Julio Cesar proceden de un templo romano de época imperial orientado en dirección este-oeste, hacia la actual parroquia de San Nicolás a la que miraba su frente. El templo era del tipo exástilo próstilo (o sea, con seis columnas en la fachada principal) de las cuales tres permanecen in situ y dos se colocaron en la Alameda por orden del Asistente de la ciudad don Francisco Zapata de Cisneros, Conde de Barajas, en el año 1578, rematándolas con las estatuas de Diego de Pesquera representando a Hércules y a Julio Cesar. La sexta de las columnas fue mandada llevar al Alcázar por orden del rey don Pedro y se partió por el camino en la calle de la Borceguinería (actual Mateos Gago).

Estas columnas romanas procedentes del templo de la calle Mármoles fueron rematadas con unos capiteles corintios restaurados para la ocasión por Asensio de Maeda pudiendo en su origen haber sido labrados en Roma, en el mismo taller que hizo los de la villa de Adriano en Tívoli.

Las dimensiones del templo podrían ser de unos 20 metros de fachada y unos 40 ó 50 metros de largo como parece delatar el actual parcelario de la zona, correspondiendo la calle Mármoles al costado sur mientras que el costado norte quedaría en el fondo del callejón de Gandesa y de otro callejón actualmente desaparecido.

Sobre las columnas es de observar que la basa de la columna situada más cercana a la calle Mármoles es de estilo ática, siendo las restantes (incluidas las de la Alameda) de estilo jónico con lo cual se deduce que la columna de basa ática pertenecía a una de las esquinas del templo (la del ángulo suroriental) habiéndose perdido la perteneciente a la otra esquina de ángulo nororiental.

De la iconografía hercúlea sevillana, tan abundante, quizás el ejemplo más conocido y popular es éste que se nos presenta en la Alameda, obra de Diego de Pesquera fechada en 1574 y que forma pareja con otra del mismo autor representando a Julio Cesar y a los que se les parangona con los monarcas Carlos V y Felipe II representándolos ataviados según la iconografía propia. Tal es la popularidad de Hércules que el pueblo ha bautizado a las dos estatuas como "los Hércules de la Alameda", sin notar que se trata de personajes distintos.

La iconografía elegida por Pesquera no es la más tradicional: Hércules aparece portando en su mano izquierda un escudo que apoya en el suelo llevando la otra mano en la espalda, sujetando la clava y haciendo pareja con Julio Cesar, que adopta una pose similar. La inscripción que existe en la peana de la estatua nos da la clave de la aparición de Hércules en lugar tan destacado.

Dice así: "Al Hércules Augusto Emperador César Carlos V, hijo del rey Pilipo, nieto del rey don Fernando, viznieto del rey don Juan; Piadoso, Feliz, Galo, Germánico, Túrsico, Africano, que mucho más allá de las Columnas de Hércules, dilatada su gloria por el Nuevo Mundo, terminó su imperio con el Océano, su fama con el Cielo. Al héroe sagrado, meritísimo de la República Cristiana, que por su eterna piedad y virtud el Senado y el Pueblo de Sevilla dedican a su sagrada memoria y Magestad.D.D."

Es patente la asimilación de Hércules con la figura de Carlos V, al igual que Julio Cesar se asimila a Felipe II. En el pedestal que sostiene la estatua del romano Julio otra inscripción latina nos lo ratifica: "A la liberalidad de Augusto, a Filipo Segundo, hijo del divo Carlos, nieto del gran Felipe, viznieto del divo Maximiliano, revisnieto del divo Federico; Piadoso, Feliz, Máximo, Católico, Germánico, Francisco, Británico, Bélgico, Índico, Túrsico, en tierra y mar Emperador invictísimo, porque con nuevos ornatos y prerrogativas confirmadas también y dadas de nuevo ilustres leyes municipales, ha aumentado y ennoblecido esta Ciudad, como a óptimo príncipe y de esta Romulense colonia Restaurador amabilísimo, el Cabildo de los sevillanos. D. D."

Asimismo, en el pedestal que sostiene los fustes de las columnas se hallan sendas lápidas en mármol que hacen referencia al Asistente de la ciudad don Francisco de Zapata y a la obra allí emprendida por su iniciativa.

El hecho de que una figura de Hércules junto a la de Julio Cesar presida la Alameda, paseo que fue de los principales en la ciudad, y que en lugar tan emblemático para la ciudad como el Ayuntamiento nos indica que la ciudad le tiene por su mítico fundador. Sobre la puerta de Jerez de la antigua cerca sevillana estuvo colocada una lápida[1] con los versos que resumen la idea que de la fundación de la ciudad tenían nuestros antecesores:

“Hércules me edificó
Julio Cesar me cercó
de muros y torres altas
y el Rey Santo me ganó
con Garci Pérez de Vargas
"

En efecto, los historiadores clásicos de Sevilla (la Colonia Julia Rómula Híspalis romana) reconocen a Hércules como fundador de la ciudad apoyándose a su vez en testimonios más antiguos de Beroso, Diodoro Sículo o del propio Herodoto. San Isidoro y Alfonso X el Sabio en su Crónica General se hacen eco de esa creencia. La presencia hercúlea en Sevilla es mucho más numerosa de lo que se pueda pensar. Pero fundamentalmente es en el S. XVI, en la Sevilla imperial que era puerto y puerta de las Indias cuando el mito de la fundación hercúlea de Sevilla cobra nuevo vigor. Luis de Peraza, Alonso de Morgado, Rodrigo Caro y otros muchos relanzan esta idea en una Sevilla a la que el propio Cervantes, en su famoso Soneto al Túmulo de Felipe II la califica de una nueva "Roma triunfante en ánimo y riqueza".
[1]Hoy se encuentra colocada en el edificio que hace esquina con la cercana calle Maese Rodrigo.

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